El encuentro que disputó la primera división del globo el domingo pasado no era un partido más. Se adivinaba en la tensión que dominaba nuestra tribuna y la otra, en los cantos previos, en el ingreso de los equipos a la cancha.
Los cuarenta minutos netos de juego que se avecinaban, venían precedidos de un par de “enredos” que se desarrollaron durante el partido de la cuarta división y de un partidazo donde la tercera derrotó con claridad a un digno adversario.
Cuando sonó el silbato se dieron los primeros pasos; vacilantes, de estudio. Pasos que determinarán en verdad el destino de esta pequeña historia dentro de la gran historia de Huracán.
Solamente el tiempo nos dirá si esos primeros pasos fueron similares a los que damos al levantarnos de la cama. Mecánicos, sin mayores pretensiones que la de terminar el día decentemente después de una jornada de trabajo o si por el contrario son los pasos que inician una gran marcha, una de esas caminatas que marcan hito, que reúnen multitudes y voluntades y llevan a la victoria, esa victoria que en esta pequeña historia tendría un final feliz con la vuelta de los Quemeros a la primera A.
No es sólo una cuestión de juramentos, son 17 planteles y cada uno de ellos se juramenta ganar y se promete nuevos triunfos, repiten cábalas cuando les va bien y reniegan cuando las cosas no salen.
Se trata de caminar, un paso detrás del otro, cada vez menos vacilantes, cada vez con más polenta y ver que pasa, para qué está este equipo que hoy ocupa un lugar insólito en la tabla, si sumamos individualidades, lo potenciamos con la experiencia, le restamos miedos y repartimos esfuerzos.
Los jugadores tocan, amagan, asisten y ponen con la lealtad que merece este maravilloso deporte. La hinchada sólo puede alentar y alienta. Mientras tanto el Globo sube, no conoce su techo igual que esos pasos que tampoco saben si están llamados a una jornada indiferente o a conmover a propios y extraños con la cadencia de las grandes marchas.
Nota enviada por Miguel Angel Chirico. Muchas Gracias.
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